lunes, 14 de febrero de 2011
La Administración Francesa
Lunes 15 de marzo de 2010, acababa de llegar a Francia y esperaba que alguien en el aeropuerto me sellara el pasaporte con la fecha de entrada al país. Sin embargo no había nadie que se encargara de tal función, tan solo sellaban las salidas. Ustedes se preguntarán ¿porqué diablos tanta preocupación por que me sellaran el pasaporte? Porque tenía que tener la fecha de entrada a Francia, de esta manera para las autoridades francesas, mi entrada en el país sería de manera legal. Además, cuando me dieron la visa en la embajada de Francia me dieron un formulario con todos los pasos a seguir para permanecer legalmente en Francia, siendo el primero el tener el sello de entrada al país. Y aunque tuve la aztuta idea de hacerme sellar el pasaporte ese mismo en el aeropuerto de Malpensa en Italia, el papel era claro: SELLO DE ENTRADA AL PAIS. Dada mi nueva condición de inmigrante en un pais en el que, segun el presidente Sarkozy “la multiculturalidad es un problema para el desarrollo”, este ciudadano de segunda categoría se fue a buscar alguna autoridad que se dignara a poner su sello en mi maldito pasaporte.
Después de consultar un montón de burócratas, uno más desagradable que el otro y que siempre me mandaban a consultar a otra persona, llegué finalmente hasta la oficina de la aduana. Allí me atendió el primero de muchos burócratas que conocería a lo largo de mi surrealista vida en la tierra de la libertad, igualdad y fraternidad. Un policía oficinista con pinta de soldado pretoriano nos dejó a mi esposa y a mi que le explicáramos la situación. Una vez que terminamos, el policía nos explicó que todo estaba bien, que bastaba con mi sello de entrada de Italia y que no me preocupara de nada. Cómo no era claro, le enseñé mi formulario que exigía el sello de entrada en FRANCIA Y NO DE ITALIA, el tipo empezó a ponerse nervioso, incluso se puso a temblar, el flick (policía en francés) convulsionaba mientras me repetía su letanía aprendida de algún manual una y otra vez, hasta que entendimos que no era un ser humano sino algún tipo de androide con apariencia humana (igualito a los que ya fabrican en Japón) y que no iba a cambiar de parecer.
Han pasado casi 11 meses desde aquel incidente y la verdad es que mi relacion con la administracion francesa no ha cambiado mucho que digamos. Hace algunas semanas me dirigí a la prefectura para pedir los requisitos que exigen para el trámite de renovación de titre de séjour o título de estadía. Una vez ahí, la señora de admision no me queria admitir, según ella porque yo no tenia mi pasaporte y me explico que “aqui en Francia cuando uno viene a una oficina, tiene que venir con papeles”. Entonces volví con papeles y recién me dio la hoja con los documentos que requieren para la renovación. Pero cuando intenté preguntarle algo sobre los requisitos, me dijo que todo estaba explicado claramente en el papel. Yo le intenté decir que justamente no me parecía claro y es más, que me parecía ambiguo. La tipa me volvió a repetir que todo estaba bien clarito en el papel. Intenté volver hablar con ella pero obtuve el mismo resultado al tiempo que la mujer temblaba y convulsionaba de repetir tantas veces su libreto aprendido ¿suena familiar?
Volví otra vez a la prefectura y esta vez me atendió una joven que me dio la lista de requisitos, ademas de la fecha de una cita a la que deberé presentarme con mi expediente. Pero oh sorpresa, otra vez las indicaciones de los papeles eran ambiguas, empezando que la fecha de la cita es tres después de la expiración de mi visa. Estaría tres días de ilegal en Francia y eso no es muy divertido, ya se han dado casos de expulsiones de extranjeros que residen décadas en Francia, que están casados y sus hijos son franceses o que incluso tienen negocios y pagan impuestos. Decidí volver para que me explicaran mejor las cosas. Esta vez me atendió uno de los tantos funcionarios públicos cincuentones, gordos y rosaceos como cerdos que mascan su chicle mientras te miran con gesto de desprecio. Le explique mi caso y luego el tipo me respondió a cada cosa de paporreta, es decir repitiéndolas como si de un manual se tratara...solo que al final me dijo que no necesitaba traer casi la mitad de los requisitos que la tipa anterior me había dicho. ¿Cómo puede ser posible que en una misma institución te digan dos cosas diferentes, siendo un trámite tan importante del cual depende tu estadía legal en Francia? ¿Cómo puede ser posible que dos funcionarios que trabajan en la misma oficina, uno al lado del otro te digan dos cosas distintas? Impossible n’est pas français dijo alguna vez Napoleón. En fin, cuando le hice la que sería la última pregunta, el tipo se puso a temblar y rabioso me dijo que no se iba a pasar todo el día (4 minutos) explicándome cada requisito y que habia un monton de gente esperando (5 personas). Al final al ver que yo no me iba, el funcionario terminó por gritar ¡el siguiente!...y luego continuó mascando su chicle con ese rostro sin expresión que tienen los franceses cuando trabajan en algo que no les gusta.
Una vez la seguridad social rechazó mi expediente para mi tarjeta porque la fotocopia de mi pasaporte no estaba en el centro de la hoja. MI ERROR claro, fue hacer la copia un centímetro más abajo de la hoja. En otra ocasión recibí de una institución cinco cartas que decian practicamente lo mismo. Podría llenar hojas enteras con las experiencias nefastas que he tenido con la administración. No obstante, solo dos veces tuve un trato decente y en las cuales vi una sonrisa en el rostro de las funcionarias que me atendieron. La primera fue en Pôle emploi de Maisons Alfort en donde dos consejeras me dieron muchas pistas que me orientaron en mi búsqueda de trabajo.Y la segunda fue en la OFII, la Oficina Francesa de la inmigración y la integración (¿no les parece un poco mucho ese nombre?). Ahí una funcionaria llamada Fadwa y otra llamada Elodie me echaron una mano cuando los otros trataban a los demás extranjeros como parias. Fueron las únicas personas de la administración que no eran chatas ni cuadradas en su forma de pensar y funcionar, y talvez las únicas con las cuales pude dialogar cordialmente. Pero en general, tratar con la administración francesa puede ocasionar graves transtornos sicológicos cuyas secuelas se transmitirán de generación en generación.
Y yo que pensaba con orgullo que la burocracia peruana era la peor del mundo, pero tuve que venir a Francia para comprobar que, las cosas cuando están mal, siempre pueden ponerse aún peores. Yo creía que sabía, pero no tenía ni puñetera idea del siniestro valle de lágrimas por el que tendría que atravesar para obtener cada papel y cada requisito que te pide la administración. Incluso todos los franceses con los que he hablado del tema, reconocen que la administración francesa es una pesadilla, una trampa que nunca termina. La administración francesa me recuerda al implaclable Terminator: Cuando piensas que por fin se ha acabado, regresa aun más feroz para volver tu vida miserable. Peruano que me lees, cuando vengas de viaje por Francia nunca, pero nunca te acerques a ningún edificio que tenga estas siglas en la fachada: Pole Emploi, OFFI, CAF, CPAM...es más toma las de Villadiego, huye lejos y ponte a buen recaudo. Corre por tu vida, te lo pido por favor. Luego no digas que no te lo advertí. Dejo el tema por el momento, tengo que irme a descansar para continuar con el papeleo. Mañana es otro día en Francia.
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